Carla Vigo, sobrina de la reina Letizia, lleva más de un mes sin actividad en sus redes sociales. Teniendo en cuenta de que es una influencer muy conectada con las redes sociales, este detalle generó una gran preocupación entre sus seguidores y su familia.
Con apenas 23 años, Carla enfrentó múltiples desafíos personales que marcaron profundamente su vida. La joven perdió a su madre, Erika Ortiz, a los nueve años en un trágico episodio que sacudió a la familia real. Erika, hermana de la reina Letizia, se quitó la vida en 2007 tras una dura lucha contra la depresión.
Desde entonces, Carla contó con el apoyo incondicional de sus abuelos Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano, así como de su padre, Antonio Vigo. Sin embargo, la ausencia de su madre sigue siendo una herida abierta que la joven recuerda con dolor, especialmente durante fechas significativas como las fiestas navideñas.
«Han pasado 16 años desde tu viaje sin billete de vuelta. Aunque cada vez me duele menos, cada día de mi vida lo que más deseo es que pudieses bajar de donde quiera que estés a darme un último abrazo», compartió Carla en sus redes sociales meses atrás, dejando entrever el impacto emocional que la pérdida sigue teniendo en su vida.
El silencio en las redes de Carla Vigo
La joven, que en otras ocasiones fue muy activa en sus redes sociales, está desaparecida del mundo digital desde hace un mes, en un preocupante silencio desde hace semanas. Su última publicación, junto a un amigo en una fiesta, fue hecha el pasado 22 de noviembre, y desde entonces no hubo más rastros.
Carla Vigo, quien es muy abierta con sus seguidores, habló de los conflictos que enfrenta, incluyendo un trastorno alimenticio y crisis de ansiedad constantes. En una entrevista, reveló que fue diagnosticada con bulimia y comenzó un tratamiento para afrontar esta condición. «Es algo que te va a acompañar toda la vida, pero tienes épocas mejores», confesó, en un intento por normalizar las conversaciones en torno a la salud mental.
La situación laboral de Carla tampoco está siendo sencilla. Tras una prometedora incursión en el mundo artístico de la mano del bailarín y coreógrafo Rafael Amargo, sus oportunidades se vieron truncadas cuando este enfrentó problemas judiciales. Desde entonces, la joven viene luchando por encontrar un equilibrio entre su pasión por la actuación y la necesidad de estabilidad económica.
Actualmente, Carla vive en un piso tutelado, cuyo alquiler mensual ronda los 1.500 euros, lo que refleja el esfuerzo de su familia por ofrecerle un espacio seguro. Sin embargo, su aparente desaparición y el silencio que la rodea han generado una gran incertidumbre sobre su estado actual.
Mientras los medios especulan sobre su paradero, la familia de Carla optó por mantener la discreción. Fuentes cercanas señalan que están profundamente preocupados por ella, pero han decidido no ofrecer más detalles para proteger su intimidad.
VO