En diálogo con Canal E, el periodista Henrik Rehbinder explicó cómo la reciente declaración de “emergencia criminal” por parte de Donald Trump en Washington D.C. marca un giro político que podría extenderse a otras ciudades gobernadas por demócratas.
Trump lanza su narrativa de “ley y orden”
“Trump declaró un estado de emergencia criminal o de delincuencia en la capital de Estados Unidos, en el distrito de Columbia”, confirmó Rehbinder, periodista radicado en Los Ángeles. Aunque el distrito tiene actualmente “el nivel de criminalidad más bajo en 30 años”, el expresidente republicano utilizó un violento intento de robo a un joven vinculado a Elon Musk como catalizador para su nueva ofensiva política.
“Publicó la foto del adolescente sangrando y dijo que había una ola de violencia intolerable en Washington D.C.”, relató el periodista. Trump, conocido por su retórica alarmista, utilizó por primera vez una herramienta legal pensada para sublevaciones, pero “esta vez contra el crimen”.
Esta movida, según Rehbinder, “le abre el camino a Trump para declarar emergencias similares en ciudades como Chicago o Nueva York”, todas con gobiernos demócratas y mayoría afroamericana o latina. “Esto está cambiando”, afirmó, y añadió que la medida no responde tanto a la realidad delictiva como a una estrategia de campaña.
Narrativa, manipulación de datos y populismo conservador
El mensaje de Trump no está dirigido tanto a los ciudadanos de Washington, sino al americano promedio que consume los discursos desde lejos. “Cuando escucha a Trump hablar de violencia en DC, le creen. No ven la realidad, ven a Trump como alguien duro contra el crimen”, explicó Rehbinder.
Además, el periodista denunció que Trump está intentando manipular los datos oficiales. “Hoy preocupa a Wall Street porque Trump dijo que los datos de desempleo eran falsos y cambió al funcionario responsable”, señaló. La nueva designación cayó mal incluso entre conservadores: “Nombraron a un ideólogo temido, que quiere desarmar el sistema estadístico y dar a conocer menos información”.
La contradicción es evidente: “Hace una semana los datos de inflación eran falsos; ayer, como eran favorables, pasaron a ser buenos y se los quedó”, ironizó. Para Rehbinder, esta lógica define a Trump: “Si me convienen, me quedan. El pasado cambia y el presente es lo que Trump quiere que sea».
Finalmente, apuntó al trasfondo ideológico de esta estrategia. “Es una batalla cultural. Trump está apuntando a ciudades demócratas, pero hay ciudades republicanas con más criminalidad”, concluyó.