Con la llegada del invierno, muchas familias argentinas incorporan frutas cítricas a su alimentación para reforzar el sistema inmunológico. Si bien la mandarina y la naranja suelen estar entre las preferidas, el pomelo se presenta como una excelente alternativa para disfrutar en el desayuno, después del almuerzo o en la cena.
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Estas frutas se destacan por su alto contenido de vitamina C y sus propiedades nutricionales beneficiosas para el organismo. Además, aportan una gran variedad de vitaminas y minerales, como vitamina A, B1, B2, C, potasio, cobre y azufre.
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Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, el pomelo pertenece a la familia de las rutáceas, su nombre científico es Citrus paradisi y se caracteriza por su pulpa jugosa y revitalizante.
¿Cuáles son las propiedades del pomelo?
Conocido por su sabor amargo, el pomelo es ideal para quienes prefieren opciones menos dulces pero igual de nutritivas. Es una fruta de invierno rica en vitamina C, potasio, antioxidantes y vitaminas del grupo B. También se le atribuyen propiedades anticancerígenas.
De acuerdo con datos de la Administración de Agricultura de EE.UU. (USDA), 100 gramos de pomelo contienen:
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Agua: 88,1 g
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Energía: 42 calorías
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Proteína: 0,77 g
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Carbohidratos: 10,7 g
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Fibra dietética: 1,6 g
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Azúcares: 6,89 g
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Calcio: 22 mg
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Hierro: 0,08 mg
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Magnesio: 9 mg
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Potasio: 135 mg
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Zinc: 0,07 mg
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Manganeso: 0,022 mg
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Vitamina C: 31,2 mg
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Vitamina B6: 0,053 mg
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Vitamina A: 0,35 mg
¿Cuáles son los beneficios del pomelo para la salud?
Diversos estudios publicados por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) destacan que el pomelo puede ser un aliado durante los resfriados, ya que ayuda al organismo a recuperarse más rápido.
También es útil en dietas para perder peso, gracias a su bajo aporte calórico, alto contenido de agua y fibra, que favorecen la saciedad y reducen el consumo excesivo de calorías. Existen dos tipos principales de pomelo:
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Pomelo amarillo: tiene una piel brillante y delgada, con un sabor más amargo. Es ideal para consumir en el desayuno, ya sea en jugo o acompañado de miel, sirope de arce o ágave. Es el más depurativo.
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Pomelo rosado: presenta una piel rosada o anaranjada. Cuanto más intenso es su color, más dulce es su pulpa. Es menos ácido que el limón y menos dulce que la naranja, y suele consumirse en gajos. Destaca por su contenido en betacaroteno.
En definitiva, incorporar pomelo a la dieta diaria no solo suma variedad, sino que también aporta múltiples beneficios para la salud. Una fruta de invierno que vale la pena redescubrir.
MC/ff