Lee Jae-myung, candidato del Partido Democrático (izquierdista), fue elegido presidente de Corea del Sur en las elecciones anticipadas celebradas el martes, marcando un giro político significativo en la cuarta economía más grande de Asia.
Esta elección se produjo exactamente seis meses después de que Lee desafiara los cordones militares para votar en contra del decreto de ley marcial impuesto por el ahora destituido expresidente Yoon Suk Yeol.
La participación electoral alcanzó casi el 80% de los 44,39 millones de votantes habilitados, el nivel más alto desde 1997. Con más del 99% de los votos contados, Lee obtuvo el 49,3%, mientras que su principal oponente, Kim Moon-soo del conservador Partido del Poder del Pueblo (PPP), consiguió el 41,3%. Kim, quien fue ministro de Trabajo durante el mandato de Yoon, aceptó la derrota y felicitó a Lee.
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En su discurso tras el cierre de las urnas, el comunista prometió cumplir con sus deberes presidenciales, promover la unidad nacional, revitalizar la economía y buscar la paz con Corea del Norte mediante el diálogo y la firmeza. También criticó duramente al PPP por no haber »actuado con contundencia» contra el intento de ley marcial y por tratar de preservar el mandato de Yoon.
La elección de Lee representa un cambio radical tanto en la política interna como en la política exterior del país. Mientras que el expresidente Yoon adoptó posturas agresivas hacia China y Corea del Norte, Lee ha abogado por un enfoque más pragmático y acercado al régimen de Kim Jong un.
Si bien ha reafirmado la importancia de la alianza con Estados Unidos, también ha insistido en la necesidad de no depender unilateralmente de Washington, promoviendo un equilibrio en las relaciones con potencias como China y Rusia. En cuanto a Japón, ha prometido mantener el compromiso de cooperación iniciado en el gobierno anterior.
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A nivel interno, Lee ha propuesto reformas enfocadas en la equidad social, el apoyo a las familias de ingresos medios y bajos, y la inversión en innovación tecnológica. Esto contrasta con la plataforma de Kim, que defendía una mayor libertad empresarial y una reducción en las regulaciones laborales.
La victoria de Lee fue celebrada por miles de simpatizantes, quienes lo ven como un defensor de los intereses ciudadanos frente a las élites. Park Chan-dae, líder interino del Partido Democrático, señaló que los resultados reflejan un »juicio ardiente contra el régimen de insurrección» y una esperanza de mejora en las condiciones de vida de los ciudadanos.
A pesar de las expectativas, Lee enfrenta numerosos desafíos, incluyendo una sociedad profundamente polarizada tras los eventos recientes y una economía vulnerable a los vaivenes del proteccionismo internacional. Además, deberá gestionar con cautela las relaciones internacionales de Corea del Sur en un contexto geopolítico cada vez más tenso.
Está previsto que los resultados oficiales sean certificados este miércoles, seguidos de la ceremonia de investidura presidencial horas después. Mientras tanto, Estados Unidos ha declarado que esperará la confirmación final antes de emitir un pronunciamiento oficial sobre los resultados.
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