Luis Caputo logró instalar la campaña electoral en Washington. Desde el Fondo Monetario y el Tesoro de Estados Unidos hasta los gigantes de Wall Street repitieron en las últimas su latiguillo. «Esta vez es diferente», dicen. Y faltando seis meses para las elecciones, otro banco poderoso renovó su apetito por la «bicicleta financiera» que se había cortado en marzo por la corrida, pero que ahora alienta de nuevo el equipo económico.
«Argentina: Péguense al piso. Compren pesos«, reza un informe privado publicado el miércoles por el Bank of America (BofA), el segundo más importante de EE.UU. Su proyección es que «el dólar operará cerca del piso de la banda -hoy de $ 1.000- en el corto plazo». Y sobre esa base alienta a los inversores a seguir dos estrategias para vender dólares, obtener ganancias en pesos y más adelante volver a comprar dólares.
La jugada de más corto plazo consiste en vender a tres meses contratos a futuro de dólar contra peso (Non Deliverable Forwards), que operan las grandes instituciones financieras en Nueva York. Con esos contratos en $ 1.202, el vendedor se compromete a liquidar la diferencia entre esa cotización y el tipo de cambio del momento. Si el dólar toca el techo de la banda, puede perder hasta 16,7% y si toca el piso, puede ganar hasta un 24%.
La otra alternativa sugerida es apostar por bonos en pesos hasta poco después de las elecciones, con rendimientos anuales que pueden triplicar a los de los títulos en dólares si la divisa se mantiene estable. «Segundo, compramos una LECAP (Letras de Capitalización) con vencimiento el 10/11/2025, con un precio de 102,9 pesos y un rendimiento del 34,5%. El instrumento paga un cupón del 2,2% capitalizado mensualmente», apuntó el banco.
El Bank of America había provocado el enojo de Caputo en enero, cuando proyectó un dólar a $ 1.400 para diciembre. Por aquel entonces, el Gobierno juraba que iba a mantener el tipo de cambio fijo con subas del 1% mensual, sin devaluar. Hasta que hace 10 días, apremiado por la sangría de reservas, acordó con el FMI un dólar flotante con bandas de entre $ 1.000 y $ 1.400 junto con la apertura parcial del cepo, y comenzó a alentar la baja del dólar.
Las principales señales fueron las advertencias de Javier Milei por suba de retenciones en julio para inducir una liquidación anticipada de divisas, la baja del dólar a «menos de $ 1.000» y la autorización del ingreso de fondos especulativos que permanezcan 6 meses. En ese marco, el JP Morgan recomendó la semana pasada comprar deuda argentina en pesos (Lecap) hasta agosto de 2025, según Bloomberg. Al igual que el BofA, la apuesta es de corto plazo.
En efecto, el dólar se mantiene volátil: después de bajar, en los últimos tres días subió y ayer se acercó a $ 1.200. Por ello, el Bank of America advirtió que el carry trade tiene riesgos: «Una inflación más alta, un aumento del déficit externo y un dólar estadounidense más fuerte. Compras rápidas de dólares por parte del Banco Central o del Tesoro también podrían debilitar al peso. Una política fiscal y monetaria estricta podría inducir una apreciación».
«Como en 2018, cuando se introdujo un sistema similar de bandas cambiarias, esperamos que el peso se fortalezca hacia el piso de la banda, dado que el gobierno ha señalado que podría no comprar dólares hasta que el peso alcance el límite inferior. Pero a diferencia de 2018, esta vez prevemos un final feliz, porque esta vez sí es diferente», señaló el informe. Y recordó que las bandas «terminaron mal» tras las PASO en septiembre de 2019.
Según la compañía financiera, el Presidente tendrá un «buen desempeño» electoral por el fuerte crecimiento del PBI, la disminución de la inflación y la reducción de la pobreza. También ven una mejora de las cuentas públicas (la meta con el FMI es un superávit de 1,6% en 2025) y entienden que un menor déficit externo ayuda a evitar un «freno repentino» de los flujos de capital, aunque el Fondo espera un déficit mayor.
«Es cierto que el balance de cuenta corriente se está debilitando en el margen: el déficit promedio en los dos primeros meses de este año fue de US$ 1.300 millones, o aproximadamente el 2,5% del PBI en términos anualizados. Sin embargo, la estacionalidad suele mejorar el balance en el segundo trimestre, cuando los exportadores agrícolas comienzan a vender sus cosechas en el exterior», señaló el reporte.
Mientras el Banco Central sigue sin acumular divisas, la entidad reconoció que las reservas «siguen siendo bajas» y estimó que tras el primer desembolso del FMI las reservas brutas se ubican en US$ 39.000 millones y las reservas netas en US$ 4.000 millones. En ambos casos, por debajo de octubre de 2018, cuando se situaban en US$ 50.000 millones y US$ 20.000 millones, respectivamente.
La «buena noticia» -según el BofA- es que la demanda de pesos crecerá. En ese marco, prevé un crecimiento del 5% y una inflación del 32% en 2025. «A medida que aumente la demanda de pesos, el tipo de cambio debería apreciarse si se restringe la oferta monetaria. Si el peso se fortalece hasta el piso de la banda, el banco central podría expandir la base monetaria, comprando dólares y acumulando reservas», indicó.
SN