A partir del pasado miércoles 1 de enero, el Gobierno de México encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo contó con una imagen nueva, misma que ella ya había adelantado estaría dedicada a las mujeres indígenas. A pesar de ser un reconocimiento que la mandataria federal había estado mencionando en repetidas ocasiones, desde temprana hora los canales de comunicación del gobierno federal dieron detalle de cada una de las féminas que serán cuyos rostros difundidos hasta el 31 de diciembre de 2025.
De acuerdo con lo expuesto por el gobierno federal actualmente a cargo de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el nombramiento al 2025 como el Año de la Mujer Indígena tiene como objetivo reconocer “la memoria histórica de nuestras ancestras como símbolo patrio. Damos voz a las mujeres de antes y a las de ahora”.
Para aquellas mujeres que forman parte de la región maya, el rostro elegido por el gobierno morenista es el de Tz’ak-b’u Ajaw, quién es reconocida como la señora de la sucesión, término que además era empleado para designar a mujeres de alta nobleza, especialmente aquellas que tenían una importancia estratégica en la continuidad dinástica y política de un reino.
Las mujeres que portaban este título solían estar vinculadas al linaje gobernante, ya sea como consortes de un gobernante, madres de futuros reyes o figuras clave en matrimonios estratégicos que fortalecían alianzas entre ciudades-estado mayas.
Por su parte para la región mexica, el rostro que será difundido a lo largo de todo el año es el de Tecuichpo- Ixcaxochitzin, que significa Flor Blanca o Flor del señor Moctezuma, quien fue una mujer mexica de la nobleza cuyo papel en la historia de Mesoamérica es destacado debido a su linaje y las alianzas políticas en las que participó.
Tecuichpo Ixcaxochitzin hoy se sabe, fue hija del huey tlatoani Moctezuma Xocoyotzin, gobernante del Imperio Mexica durante la llegada de los españoles al valle de México en 1519. Debido a este origen, era considerada parte de la élite mexica y fue una figura clave en la transición cultural y política tras la conquista.
Durante la conferencia de prensa de este viernes 24 de enero, se dedicó una cápsula a una de las mujeres indígenas presentes en este nuevo logo, en específico a la Señora 6 mono. ¿Quién fue ella y por qué su vida es tan relevante?
Todas las mujeres indígenas de México están representadas en la nueva imagen del Gobierno Federal, por lo que para la región mixteca, la presidenta Claudia Sheinbaum designó a la Señora 6 mono o Señora Mixteca de Huachino, quien fue una importante figura histórica y mitológica de los mixtecos, una de las culturas indígenas más ricas y con mayor tradición en Mesoamérica.
Su vida y legado están narrados en los códices prehispánicos mixtecos, como el Códice Nuttall, donde se detalla su relevante papel en la política y religión de su época. Su nombre, “6 Mono,” proviene del sistema calendárico tonalpohualli utilizado por los mixtecos, en el cual cada persona recibía un nombre basado en su fecha de nacimiento. El número 6 hace referencia al día y “Mono” al signo de su nacimiento y es destacada por su papel como una líder mixteca de gran influencia, tanto política como religiosa. Según los códices, fue una mujer noble que participó activamente en la consolidación de alianzas entre señoríos mixtecos a través de estrategias matrimoniales y militares.
Finalmente las mujeres toltecas están representadas a través de Xiuhtzatzin o Flor de la tierra tolteca quien fue una figura femenina notable dentro de la tradición cultural y política mesoamericana, particularmente asociada con la cultura tolteca y su legado en los territorios que conformaron el altiplano central de México.
En el pensamiento mesoamericano, las mujeres solían asociarse con la fertilidad, la tierra y la preservación del orden cósmico. El apelativo “Flor de la Tierra” subraya el papel de Xiuhtzatzin como vínculo entre la naturaleza, la espiritualidad y la política, funciones comunes en los roles de mujeres de la nobleza en las culturas prehispánicas.
Como otras mujeres nobles de sociedades mesoamericanas, Xiuhtzatzin pudo haber desempeñado un papel en la construcción de alianzas políticas mediante matrimonios estratégicos. Estas uniones servían para fortalecer vínculos entre ciudades-estado o señoríos, garantizando el equilibrio político en la región.
En México, la práctica de asignar el nombre de una figura histórica o evento relevante a cada año tiene como objetivo principal resaltar el patrimonio histórico, cultural y social del país, así como generar conciencia entre la ciudadanía sobre elementos representativos de la identidad nacional.
Con este acto, se busca honrar y preservar la memoria de figuras clave que contribuyeron al desarrollo social, político y cultural de la nación. Esto incluye líderes de movimientos de independencia, revolución, luchas sociales o figuras destacadas en el ámbito cultural, científico o artístico. La designación se convierte en una herramienta educativa para visibilizar eventos o héroes menos conocidos, propiciando el interés por indagar sobre su legado y reflexionar sobre su impacto en el México contemporáneo.