El exministro de Economía Martín Guzmán, quien negoció y acordó el acuerdo de “Facilidades Extendidas” con el FMI y estuvo a cargo de su implementación y ejecución hasta mediados de 2022, respondió a las críticas de la “Evaluación Ex Post” realizada por el organismo internacional, que había señalado que el programa fue gradualista y además sufrió sucesivos incumplimientos por parte del gobierno de Alberto Fernández, tanto durante la gestión ministerial del propio Guzmán como, luego, durante la gestión como ministro de Sergio Massa.
“El informe revela varias cuestiones. Primero, que el FMI prefería un programa de los que típicamente lleva adelante, contractivo, que genere más saldos de divisas para pagar deuda externa vía una recesión, tal como ocurrió en 2024 con el gobierno actual. En cambio, el acuerdo que se logró en 2022 para refinanciar la deuda que había tomado el gobierno de Macri tenía como objetivos sostener la recuperación económica y social que el país venía transitando, buscando bajar gradualmente la inflación, que por entonces era del 50% anual, apenas por debajo del 54% que alcanzó en 2019″, expresó el ex ministro a través de su vocera.
Según el hoy titular de la consultora Suramericana Visión, “el programa del acuerdo de 2022 define la visión macroeconómica que quiero para el peronismo de estos tiempos, que apunte a una economía que crece y distribuye razonablemente ese crecimiento para poder así atacar los problemas sociales y productivos más acuciantes y que al mismo tiempo tiene como bases políticas macroeconómicas consistentes, fundadas sobre la premisa de que hay restricciones de presupuesto en la economía”.
De ese modo, Guzmán insiste en reivindicar su pertenencia al peronismo, a pesar del rechazo que recibe del kirchnerismo, aún dominante en el PJ. De hecho, el exministro apunta que el rechazo de ese sector del gobierno fue una de las dificultades que enfrentó en el programa de 2022. Y así lo dice: “ese programa no solo no fue del agrado total del FMI sino que, como es sabido, fue rechazado por el segmento más poderoso del Frente de Todos en el Congreso Nacional, que pedía públicamente una política fiscal aún más expansiva, que sólo podía ser financiada con más emisión monetaria y más inflación”.
Otro aspecto de la contra-crítica a la crítica del Fondo es que, de acuerdo a Guzmán “queda obvio en el reporte que aquel programa peronista nunca se implementó, dada la falta de apoyo a la gestión económica que vino con el quiebre del FdT en las votaciones sobre el acuerdo en el Congreso a principios de 2022. Así que tampoco se puede analizar si el diseño sirvió o no, ya que nunca se pudo llegar a implementar el programa, algo reconocido por el propio FMI”.
Por último, Guzmán vuelve a cargar las tintas contra el programa de 2018, que el FMI había acordado con el gobierno de Macri y por el que llegó a desembolsar poco más de USD 44.000 millones a la Argentina.
“El FMI reconoce que el problema de balanza de pagos del país era justamente producto de la propia deuda con el FMI tomada en 2018-2019, y que el acuerdo sí sirvió para evitar el default con el FMI, lo que hizo que la sociedad argentina estuviese mejor de lo que hubiese estado sin acuerdo. Reconoce que el monto tan grande de la deuda con el FMI le dio poder de negociación al gobierno, pero al mismo tiempo el documento demuestra que el FMI es un condicionante para proyectos políticos de prosperidad en el país”.
Desde el entorno del exministro insisten, no obstante, que el diseño del programa de 2022 fue del gobierno argentino, no del FMI, cargan por enésima vez las tintas sobre el fracaso del programa de 2018, algo reconocido por el propio Fondo al señalar que la principal motivación del acuerdo era permitir a la Argentina afrontar los muy abultados vencimientos de 2022 y 2023, justamente a raíz de aquel acuerdo, y que más allá del fracaso del programa de 2022, sí sirvió para evitar un default argentino con el FMI, que hubiera dejado a la Argentina en una situación aún más incómoda, política y económicamente, en el escenario internacional.
Tanto la crítica como del FMI como la réplica de Guzmán ratifican la vigencia del dicho de que, a diferencia del éxito, el fracaso no tiene progenitores