El cambio climático es uno de los mayores retos que enfrenta la humanidad en la actualidad.
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Los esfuerzos internacionales para mitigar sus efectos del cambio climático continúan evolucionando y Estados Unidos, a través de su nueva actualización de la Contribución Nacional Determinada (NDC), estableció una meta ambiciosa: reducir sus emisiones en al menos un 61% para el año 2035.
A pesar de las polémicas que persisten en torno a las políticas medioambientales, especialmente con figuras como Donald Trump, EEUU promete una reducción de emisiones que supera las metas anteriores. Este avance subraya la importancia de la colaboración entre los gobiernos, la industria y la sociedad para enfrentar los desafíos climáticos globales, al tiempo que se buscan soluciones económicas y sostenibles.
La nueva marca de 60% para 2035 supera la meta establecida durante la administración de Joe Biden, que aspiraba a una reducción de entre el 50% y el 52% para 2030. Esta nueva NDC (Contribución Nacional Determinada) refleja un compromiso renovado del país con la transición hacia una economía baja en carbono. A lo largo de los próximos años, Estados Unidos trabajará para alcanzar emisiones netas cero para 2050, con un enfoque en sectores clave como la energía y el transporte.
Este compromiso está respaldado por políticas nacionales como la Ley de Infraestructura Bipartidista y la Ley de Reducción de la Inflación (IRA). Ambas leyes están diseñadas para incentivar las inversiones en tecnologías limpias, crear empleos verdes y acelerar la transición hacia fuentes de energía renovable. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿cómo afectará la política interna de Estados Unidos, especialmente bajo administraciones con visiones climáticas opuestas, como la de Trump?
El presidente electo es una figura clave en la discusión sobre la política climática en Estados Unidos y su legado en esta área sigue siendo controversial. Durante su anterior presidencia, Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París, y ahora, prometió recortar fondos del IRA y deshacer el progreso logrado en los últimos años. Este retroceso genera preocupaciones sobre la sostenibilidad de los esfuerzos climáticos y la viabilidad de cumplir con las metas a largo plazo.
Sin embargo, a pesar de las amenazas de un cambio de rumbo, el mercado y la sociedad civil parecen estar determinados a seguir adelante. La coalición “America Is All In”, que incluye a miles de entidades en todo el país, representa un claro ejemplo de cómo la acción climática está tomando fuerza más allá del ámbito federal. Este movimiento busca asegurar que, incluso si el gobierno federal se aleja de los compromisos climáticos, la transición energética continúe a nivel local, empresarial y comunitario.