El primer día de Art Basel Miami Beach nos reveló que las galerías han apostado a lo seguro. En general la feria suele ser una plataforma de experimentación, un espacio donde se exhiben tendencias que se confirmaran o no con el tiempo. Pero este 2024 se ve con mucha claridad que, por primera vez, los expositores son más conservadores. Esto podría responder a la necesidad de cerrar el año con balances positivos o, al menos, equilibrados. Se redujo mucho la presencia del arte conceptual, el videoarte o formatos experimentales como los telares, que habían ganado espacio en ediciones recientes.
¿Qué vi? Escultura y pintura. Los artistas que todos queremos ver y con obras bien representativas de los mismos. Este enfoque prudente podría estar relacionado con la baja ostensible del mercado en el primer semestre del año. Si bien es cierto que el panorama mejoró significativamente en noviembre, gracias a las subastas realizadas en Nueva York —que, aunque atomizadas en obras, superaron las expectativas iniciales y dieron ánimo a un mercado que acarreaba pesimismo—, antes de Basel las cifras seguían mostrando un descenso en ventas del 30% en comparación con el año anterior.
El 2023 había sido de profunda y marcada baja para el mercado, y los expertos entendían que esta edición de Basel también encontraría obstáculos; sin embargo, se percibe más entusiasmo en los amplios pasillos del Miami Beach Convention Center. Hay que ver cómo evolucionan las ventas, pero quizá se puede esperar que el año termine con números similares al anterior, lo que sería, a la postre, una excelente noticia.
Otro dato que acompaña la impresión de que los galeristas apuestan a lo seguro es que los valores de las obras son los esperados, no se percibe la famosa “burbuja Basel” de otros momentos. Más aún: este año la feria trae como novedad interesante que las galerías muestran los precios de las obras de sus artistas. En las ediciones anteriores era habitual que estos valores se reservaran, que hubiera que consultarlos; en esta, o bien se muestra el precio en la misma ficha de información de la obra o se ofrece un código QR que lleva a la página de la galería, donde la información está disponible.
¿Qué destacaría de esta edición de Art Basel Miami Beach? Me asombró ver uno de los mapas de Alighiero Boetti —figura esencial del Arte Povera— de dimensiones inusualmente grandes. Se conocen sus mapas de 60×80 centímetros, o de 100×100, pero el que presenta Levy Gorvy Dayan supera ampliamente esas medidas. La obra, como muchas de esta serie, refleja la influencia de sus viajes a Afganistán y Pakistán.
Lehmann Maupin presenta un fabuloso David Salle, New Pastoral Bodies in Motion, que me llamó la atención. Este artista neoexpresionista, que basa su obra en collages con tapas de revistas, fotografía y pintura, trabaja un concepto claro de contemporaneidad en sus representaciones.
Franz West, el escultor conceptual austríaco, siempre me sorprende por su capacidad para llevar la escultura más allá de lo tradicional. Sus piezas obligan a repensar los objetos, incluso los muebles y el diseño. Él decía que había empezado a hacer arte para calmar a su madre, que se había dado cuenta de que él no se dedicaba a nada, y esa honestidad casi bohemia está bien plasmada en su obra. Fue en febrero de 1993, en su ya mítica galería del 43 de Greene Street con un solo show de West, que David Zwirner hacía su show inaugural.
Galería Estaçao trae obra de María Auxiliadora Silva, una artista brasileña nacida en 1935. Su familia había sido esclavizada. Ella rechazó la “buena pintura” de la época del modernismo Europeo en pos del realismo, y todo el movimiento naïf, para retratar la vida tal como se vivía, y eso se puede ver en esta obra cargada de simbolismo. Su obra ha ganado relevancia en la última década.
Otro trabajo de galería: Marta Minujín firmó con Kurimanzutto el año pasado, y sus precios se dispararon. Un verdadero trabajo de puesta en valor en el mercado internacional (vale nombrar la fantástica gestión de la galería de Mauro Herlitzka durante muchos años y en la actualidad).
La obra de Marta marca hoy valores muy importantes. Me gustaron en particular dos trabajos: uno pertenece a su etapa informalista, con una textura terrosa y marrón, mientras que el otro es un clásico colchón intervenido de enorme tamaño. Primer Basel de Minujín con Kurimanzutto: un logro significativo para su carrera y un motivo de orgullo para los argentinos.
Me gustaría destacar una obra de Liliana Porter en Ruth Benzacar, una artista que trabaja en su universo de miniaturas, donde cada escena puede ser una metáfora o símbolo. Su capacidad para condensar significado en lo cotidiano sigue siendo notable.
En el stand de Rolf Art, dentro del sector Positions, vi La vida secreta de las flores (2018-2024) de Julieta Tarraubella, una instalación audiovisual que fusiona tecnología y naturaleza. Lo interesante de su propuesta —según conversé con la artista— es que, al no poder realizar este tipo de experimentos con seres humanos ni animales, decidió enfocar su trabajo en las flores: instaló flores in situ que fueron filmadas en un proceso de time-lapse para explorar su metamorfosis y observar lo que ocurre al finalizar el evento. Este “jardín-cyborg”, como lo llama, aborda el diálogo de lo orgánico con lo artificial.
Mariela Scafatti, artista queer, serigrafista, docente y pintora, reafirma su posición en el circuito internacional con una trayectoria que este año ha alcanzado importantes hitos: su obra ya integra destacadas colecciones en Argentina y América Latina. Se consolida como una figura clave en la escena contemporánea, respetada entre sus pares y reconocida por su capacidad para mantenerse a la vanguardia. Hay que verla en Isla Flotante.
Sergio Camargo, escultor brasileño asociado al movimiento neoconcreto, dejó un legado que trasciende su tiempo. Su búsqueda de la realidad inmaterial a través de una estética minimalista convirtió su obra en un referente del arte latinoamericano, como se puede ver en la pieza Relief Nº 8, en Allison Jacques. La influencia de Constantin Brancusi, su mentor, se refleja en su enfoque conceptual y formal.
A modo de cierre, una mención especial para el solo show presentado por la Galería Piedras. A mi entender, una de las propuestas más destacadas del envío argentino. Una combinación de fotografía y objeto en dípticos concebidos como piezas únicas, un concepto muy bien trabajado. Las esculturas de bronce, con formas orgánicas inspiradas en las cavidades corporales, dialogan con las fotografías que registran su proceso y su contexto, y son un puente entre la materia y la performance.
La artista, Jimena Croceri, explora temas profundamente contemporáneos como la materialidad del cuerpo y su interacción con el espacio. La instalación sobresale por su precisión técnica pero quizá más por su capacidad de conectar lo estético con lo conceptual.
Lucas Kokogian tiene 15 años de experiencia en el mercado del arte latinoamericano. Su casa de subasta Azur, en Buenos Aires, es líder en el mercado. Con el mismo nombre abrió otras sedes en Madrid, Berlín, Nueva York, Miami y, hace poco, Montevideo.