Una cocinera transforma su terraza citadina en un espacio de cocina y relax, entre plantas tropicales e insectos

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El pedido de Josefina Bridge (Josie para los amigos) a las paisajistas fue claro: “Mucho verde, una huerta para consumo propio y una mesa grande para hacer comidas con amigos”. Con eso en mente, las paisajistas del estudio Barzi-Casares crearon una selva urbana en altura, donde la elegancia acompaña el exotismo, y el confort y la funcionalidad están a la orden del día.

Una vista general desde la terraza de la huerta, donde se ven masas de plantas como las Panicum antidotale, alpinias, cañas de bambú, guembé, palmeras y costillas de Adán. El matriz lora un efecto salvaje. Ines Clusellas/ Revista Jardin

La propietaria de esta bella y elegante terraza de 100m2 confirma: “Hoy es un lugar de encuentro y reunión con familia y amigos. En la terraza cocino, hago huerta, escucho música, entreno… Lo más increíble es la forma en que crecen las plantas. Hay como un microclima: vienen mariposas, orugas, picaflores, abejas. Un espacio verde en medio del cemento. Es una maravilla”, reafirma.

Además de los contrastes de textura y altura, se buscó sumar perfumes con la dama de noche, dáturas y jazmines. Para atraer fauna, un matriz de salvias y asclepias. En la terraza, el verde contrasta con el gris y negro. Un pequeño jacuzzi completa la propuesta. Ines Clusellas/ Revista Jardin

Josie es socia fundadora de Eat Catering e Eat Box. Cocinera por formación, hace 30 años que se dedica a los eventos junto a su socio, Tommy Perlberger. “Mi terraza apareció, no la busqué”, relata. “Pero una vez que la encontré la transformé en el lugar para hacer lo que más me gusta en el mundo: cocinar, agasajar y compartir con amigos”.

Parte central del proyecto fue la cocina exterior, equipada con diversos tipos de equipamiento para las celebraciones con amigos. Ines Clusellas/ Revista Jardin

Diseño al servicio

“El mayor desafío fue lograr que convivan grandes sectores de uso con canteros amplios y tupidos de verde. que se pierdan los límites y referencias”, detalla Josie. Así, las paisajistas armaron distintos rincones destinados al asombro y el descubrimiento. Al ingresar a la terraza, un reducto más libre contiene reposeras que invitan al descanso y la contemplación.

Uno de los frentes se materializó con Panicum antidotale para generar una barrera suelta, con movimiento, que vela la vista de los departamentos vecinos. El cerramiento de vidrio plegable potencia el uso del espacio.Ines Clusellas/ Revista Jardin

Más adelante, se camina entre grandes canteros hasta llegar a una mini piscina japonesa (que puede utilizarse con agua fría para un shock revitalizante) y llegar hasta el área de la larga mesa bajo la pérgola, llena de enredaderas, contenida y rodeada de verde, que cubre toda la superficie del uso de la mesa.

En la cabecera de la mesa, mezcla de aplinias y Phoenix roebelenii, dan un verde tupido y texturado a la pared. Ines Clusellas/ Revista Jardin

El estilo tropical se impone, pero las gramíneas, salvias, asclepias y otras sorpresas rompen las formas, renuevan las texturas y aportan algo de eclecticismo a la vista. Las paisajistas definen: “Usamos muchas plantas tropicales que se adaptan muy bien al clima de Buenos Aires y que alcanzan altura en macetas”. El estilo renueva las líneas negras rectas de la pérgola y las sillas, con una mesa de madera que se convierte en sitio de reunión y convocatoria. De mañanas tranquilas y atardeceres compartidos, también.

Ingrediente principal

Pero el recorrido aún no acaba. Una escalera de hierro negra conduce a la huerta, diseñada por los especialistas de Lombrices Felices. Los especialistas Ana Armendariz y Alejandro Rodríguez diseñaron para Josie cuatro camas de cultivo elevadas.

Tomate negro ‘Black beauty’ y poroto egipcio Lalab purpureus, exquisiteces para una cocinera que gusta de probar nuevos sabores. Ines Clusellas/ Revista Jardin

Junto a la huerta, crecen árboles frutales en macetas y canteros de aromáticas. El ambiente se cierra y los aromas se completan, como en toda buena receta que requiere cada uno de sus ingredientes. Josie lo define bien: “Este es un lugar fácil, cálido y alegro. Un espacio que convoca, del que no dan ganas de irse”.

Alejandro Rodríguez, de Lombrices Felices, poniendo a punto el sector de la huerta de esta terraza a medida de su dueña.Ines Clusellas/ Revista Jardin

En plena ciudad, esta terraza tiene la virtud de ser un reducto de paz, un escape y un espacio de reunión y relax. La virtud está en el diseño paisajístico. Por un lado, plantas ubicadas en pocos grupos bien amplios, para generar una masa tupida. Luego, una mezcla de texturas y alturas que da interés y unifica los canteros. Finalmente, la bella pérgola, con el negro como color que mantiene la unidad, y rebosante de enredaderas, que cubre toda la superficie de la mesa. Es un abrazo para todo el proyecto y una continuidad, además del fondo de todas las fotos de momentos compartidos de Josie. Que así sea.

Vista desde abajo de las 4 camas de huerta, elaboradas en hierro pintado de negro y unidas por pérgolas de malla slima, para que trepen las hortalizas y flores. Gentileza Lombrices Felices

Revista Jardin

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